Ese es el bagaje, hasta el día de hoy al menos, de la artista bilbaína Marisa González: medio siglo de tecnología y arte. Y eso es lo que muestra la antología que ha abierto este año en Madrid el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
El título de la muestra es Un modo de hacer generativo y su carácter antológico, el reconocimiento a una artista adelantada a su tiempo, afirma el museo.
En todas las reseñas que se han escrito sobre ella se informa del carácter pionero de su obra por combinar la creación artística con las nuevas tecnologías de la comunicación, entre ellas la reproducción de imágenes en diferentes formatos. Recibió el Premio Velázquez de las Artes en 2023.
Que ella se siente cómoda en ese contexto lo demuestra un detalle extraordinario (en el sentido de que no es algo que se encuentre en los sitios web de los artistas): su biografía no es solo un texto alojado en su web (lo usual), sino que incluye además las reseñas biográficas colgadas en la wikipedia en inglés y español.
Otro detalle llamativo: en la rueda de prensa de presentación de esta antológica acudió con el mismo vestido con el que asistió a la inauguración del MNCARS en 1986, evento en el que participó como una de las comisarias de las exposiciones de entonces. Reconoció que trabaja durante años en sus proyectos y que lo guarda todo.
El lenguaje de lo inmediato
Esta gran antológica, comisariada por la historiadora del arte e investigadora Violeta Janeiro Alfageme, recoge cinco décadas de producción de la artista y muestra cerca de una veintena de sus grandes series y proyectos.
La artista se desmarca de los medios convencionales y utiliza las máquinas —fotocopiadoras a color, termofaxes, y otras herramientas que en su momento fueron tecnología punta— para idear un arte que no es copiativo o replicativo sino generativo.
Marisa González ha creado un método propio, un lenguaje, en el que toman protagonismo la inmediatez, el azar, la prueba y el error.
Desde sus inicios, ha participado e impulsado “un nuevo orden en el que tiene cabida la obra que no es pintura, ni estampa, ni fotografía, pero lo combina todo, aplicando las tecnologías de reproducción y producción de imágenes basadas en electricidad, electrónica y telecomunicaciones”, asegura la comisaria.
Janeiro resalta la capacidad de la artista, a partir de su estancia de aprendizaje en Estados Unidos, “para generar un pensamiento subversivo a través de anomalías visuales que surgen del manejo de las primeras tecnologías de comunicación”.
“La distorsión –añade– es una habilidad crucial para quien, desde sus primeros pasos en el arte, desafió un contexto donde las normas y los poderes de la dictadura franquista restringían de manera drástica la libertad de imaginar y pensar”.
Fotos: cortesía del servicio de prensa del MNCARS
Una obra comprometida con su tiempo
En su trayectoria se ha interesado por la temática feminista, los movimientos sociales, la arquitectura industrial, el residuo y el desecho, entre otros temas. Marisa González indaga en los procesos de producción seriada.
La muestra del MNCARS reúne algunas de sus series más significativas como Violencia mujer, que incluye la obra La descarga (1975-77). O la serie Presencias (1981) con la que apuesta radicalmente por el reciclaje (de pelusas acumuladas en el filtro de la secadora, por ejemplo) y resignificación de objetos.
Los proyectos Ellas, filipinas (2010-2013) y Nuclear Lemóniz (2004-2008) se presentan de manera articulada, enmarcados ambos como propuestas que abordan grandes cuestiones desde distintas perspectivas.
En Ellas, Filipinas, la artista se fija en la situación de explotación laboral a la que se enfrentan miles de mujeres migrantes en Hong Kong e ilumina sus condiciones de desigualdad y vulnerabilidad.
En el caso de Nuclear Lemóniz documenta el proceso de desmantelamiento de una infraestructura considerada como un riesgo ambiental y que nunca llegó a funcionar gracias a la movilización y presión social ejercida por la ciudadanía.
También podemos ver la serie de retratos que hizo a través del sistema gráfico informático Lumena o la instalación Estación Fax/Fax Station que creó en el Círculo de Bellas Artes de Madrid en 1993 y con la que la artista fomentaba una dinámica más comunitaria, menos competitiva y más horizontal entre artistas.
Y en otoño, en Bilbao
Desde muy temprano, Marisa González ha sido una persona comprometida y asociacionista. En 1970 participó en la creación de la primera asociación profesional de artistas de Madrid y en 2009 de la Asociación de Mujeres en las Artes Visuales (MAV).
Hoy en día continúa muy vinculada al feminismo a través de iniciativas como el grupo de editoras Cuarto Propio de Wikipedia, en el que es autora o coautora de cientos de artículos sobre mujeres protagonistas del arte contemporáneo.
La comisaria de la exposición considera que Marisa González es una “adelantada a su tiempo que ha roto cánones, que militó en la lucha antifranquista, en el asociacionismo y se sumó al feminismo, y de la que era muy necesario sacar a la luz su legado, que es como un agujero negro, por lo inabarcable, y por desgracia acumulado la mayoría en su estudio”.
Organizada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía en colaboración con Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao, la exposición Un modo de hacer generativo se podrá visitar en otoño tras su paso por Madrid en el Azkuna Zentroa – Alhóndiga Bilbao.
Exposición Marisa González. Un modo de hacer generativo
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
Edificio Nouvel. Ronda de Atocha, s/n. Madrid.Madrid.
Hasta el 22 de septiembre.
Horarios: De lunes a sábado y festivos de 10:00 a 21:00 h.
Domingo de 10:00 a 14:30 h.
Martes cerrado