Recuerdo nítidamente el primer libro de poemas que compré en mi vida. Ese momento iniciático cuya imagen, como una fotografía que no envejece, regresa viva a la memoria, disparada con apenas una sutil evocación ajena.
Compré además el libro equivocado. Me arrepentí en un primer momento, pero con los años he sabido apreciar mi error gracias a las bifurcaciones casi borgianas que supuso aquella adquisición.
Debes acceder para ver el resto del contenido. Por favor Acceder. ¿Aún no eres miembro? Únete a nosotros