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Jesús Salado: «Somos muy pocos los dibujantes del cielo»

Imagen de Jesús Salado explicando uno de sus dibujos

No es corriente encontrar en Cádiz a una persona como Jesús Salado, un testigo de la naturaleza nocturna. Transforma en obras de arte las estrellas, nebulosas y galaxias que observa, un tema poco habitual en la pintura: “Somos muy pocos los dibujantes del cielo”, dice en esta entrevista.

El título de su sitio web es revelador: Cuaderno de campo del cielo profundo. Revelador porque un cuaderno de campo no es más que un libro en el que un científico anota lo que ve, recopila datos. Bien en forma de lenguaje, bien en forma gráfica; también lo hacen el artista o el escritor. Algo simple, preciso y útil, un cuaderno del trabajo en proceso.

Y revelador también de lo que traslada al espectador en su pintura, en buena parte de ella: el cielo profundo, el cielo que es cada vez más difícil, imposible en muchos lugares, contemplar a simple vista debido a la contaminación lumimosa de las ciudades.

El lado oscuro

En un momento de la entrevista Jesús Salado compara la contaminación lumínica con el hecho de arrojar basura a un monumento. Resulta chocante que algo tan valorado por la sociedad moderna como la luz eléctrica pueda ser considerado contaminante. Pero es una realidad: la luz nos priva del derecho a la oscuridad y es la oscuridad quien nos permite observar las estrellas a simple vista.

Aunque aún queda camino para que la UNESCO declare el cielo nocturno como patrimonio de la humanidad, son numerosas las iniciativas que trabajan para conseguir este objetivo, que bien podría ser una característica de un modo de vida más pausado y más respetuoso con la naturaleza.

En su actividad como observador y artista, Salado se construye sus propios telescopios para observar el cielo y dibujarlo, cuando no acude a observatorios profesionales como el de Calar Alto en Almería.

A simple vista la vía láctea,ya no se ve desde la Bahí a de Cádiz, el “caminito de Santiago” que, recuerda el artista, le enseñaba su padre cuando era pequeño, simplemente señalando su lugar en el cielo.

Un sendero diferente al de la fotografía astronómica

Los astrónomos, los centros científicos que estudian los fenómenos celestes y el universo, emplean la fotografía de infrarrojos, como hace el telescopio James Webb, para obtener imágenes del cielo profundo.

La fotografía, con su precisión, ha superado a los dibujos que hacían los astrónomos. Sin embargo, Salado defiende el moderno dibujo astronómico como una disciplina que “está ahora naciendo” y que tendrá su recorrido.

“Algún día la gente va a dibujar eso como se dibuja un paisaje, es un tema más”, asegura. Y no resulta difícil imaginar en el futuro, con una exploración que vaya más allá de la luna, a un artista dibujando un cielo estelar en las inmediaciones de otro planeta o de otra galaxia.

Pero hasta que se pueda llegar allí, el cielo siempre estará por encima de las cabezas del ser humano.

Me quedaría con el cielo de Van Gogh”

El cielo “lo es todo, es fuente de inspiración, de ciencia, inagotable, es futuro y es pasado” y también “una forma de escape, una manera de hacer un pequeño hueco en tu vida”. Pero, apunta el pintor, “el cielo, con lo que no funciona es con las ciudades”.

Si pudiera estar muy, muy cerca, le gustaría dibujar la Nebulosa M42 por sus características y por la infinidad de detalles que posee: “un artista plástico no podría haberlo hecho mejor, lo tiene todo”.

Imagen de un dibujo de Jesús Salado
Uno de los dibujos de ©Jesús Salado. Imagen cortesía del autor.

Dentro de lo posible, Salado se acerca como observador a la naturaleza y a veces hace dibujo de animales, de aves, habitantes del cielo, lo que requiere unas técnicas de trabajo distintas, pero sobre todo estar “integrado en la naturaleza” como uno más de sus elementos, “se te olvida que eres un observador”, comenta.

Hacer visible lo invisible

Para los artistas siempre ha sido un reto representar el cielo, el que se observa a simple vista. Le pregunto qué artista ha podido representar mejor el cielo en la historia del arte y sugiere los románticos, Caspar Friedrich por ejemplo.

Pero también uno de los cuadros más famosos que se han hecho del cielo, la Noche estrellada de Vincent Van Gogh.

Jesús Salado no sólo es dibujante astronómico, también es pintor. Define su trabajo artístico como cercano al expresionismo abstracto. Ha mostrado parte de su obra este otoño en la Galería Espacio Uno de San Fernando, junto con grandes dibujos y cuadros de cuerpos y fenómenos celestes.

Cita como referentes a Pollock, Rothko o Tapies, y explica que esta forma de pintar suya es una manera de observar la realidad “de forma introspectiva” que le lleva a “hacer visible lo invisible”.

El arte de caballete va a perdurar”

El pintor es optimista sobre el futuro tanto del dibujo astronómico como del arte de la pintura a pesar de que los avances tecnológicos puedan contagiar a algunas personas de cierto pesimismo al respecto.

Hay en su concepción de ambas actividades un elogio de la lentitud, de un hacer pausado de las cosas: “el arte debería ser algo que nos cambie un poco después de verlo y reflexionarlo, pero necesita un tiempo y todo va como demasiado rápido”.

Por eso, entre otras razones, “el arte de caballete, el arte plástico matérico va a perdurar y no va a ser desbancado por las artes digitales”.

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