Notas de un reportero raso
Solía comentar Gabriel García Márquez que el máximo nivel al que podía llegar en el ejercicio del periodismo era el de reportero raso. Y de tal guisa se fue en 1957 en un coche de segunda mano alquilado por su amigo Plinio Apuleyo Mendoza a visitar los países que quedaron bajo la influencia de la Unión Soviética tras la segunda guerra mundial.