Novela de culto, aclamada como una de las obras maestras de la narrativa estadounidense contemporánea, Meridiano de sangre parece que esta vez sí será adaptada al cine. Veremos.
Su autor, Cormac McCarthy, fallecido hace ahora un año, figurará en los títulos de crédito, han anunciado varios medios estadounidenses que detallan que el hijo del escritor, John Francis McCarthy, será el productor ejecutivo del largometraje.
La fecha prevista del estreno es 2026 (ya tiene ficha en la Internet Movie Database como proyecto en pre-producción), 41 años después de la primera edición del libro en 1985.
Intentos fallidos
No conozco ninguna otra novela que me haya dejado sin aliento por la exposición tan cruda que se hace en ella del mal como una realidad inevitable y necesaria.
Que la vayan a adaptar al cine tras varios intentos fallidos en los últimos años, por problemas varios, entre ellos su extrema violencia, genera cierto suspense, la sospecha de saber si serán capaces.
Ni siquiera Ridley Scott logró sacar adelante su proyecto de adaptación; tampoco James Franco, que había pensado en Rusell Crowe para interpretarla.
En Meridiano de sangre cobra pleno sentido el calificativo de salvaje con el que nos han vendido innumerables veces las más o menos edulcoradas versiones del oeste americano y su conquista.
La hermosa aridez de la soledad
Pueden hacerse una ligera composición mental sobre la crudeza del mal y la violencia que retrata McCarthy si recuerdan la adaptación de su novela No es país para viejos que le valió el oscar a Javier Bardem.
Pero más allá de estos rasgos, las obras de McCarthy son, antes que nada, una exposición de la soledad del hombre, que el autor sitúa en medio de una naturaleza tan árida y despiadada como hermosa. Descripciones que ya están en otras obras del autor como la trilogía de la frontera que se inicia con Todos los hermosos caballos.
En estas historias los personajes se mueven siempre, aunque en distintas épocas, por el mismo escenario: el territorio fronterizo entre Texas y México, salpicado de ruinas de la antigua presencia colonial española: restos de haciendas y misiones religiosas derruidas.
Es una enorme extensión de tierra volcánica y montañosa apenas poblada, donde prevalece la ley del ás fuerte (a veces, el más adaptado), ya sean las tribus indias en Meridiano de sangre o las bandas de narcos en No es país para viejos.
Han sido varias las adaptaciones al cine de las novelas de McCarthy y puede parecer extraño que en una industria tan inclinada al espectáculo violento como es el cine de Hollywood no se haya atrevido con Meridiano de sangre. ¿Demasiado real, tal vez?

Algo diferente
En este nuevo intento de adaptación, la tarea se la han encargado al guionista John Logan, nominado tres veces al óscar y guionista de películas como Gladiator o El aviador. Está previsto que la dirija John Hillcoat, que ya se encargó de la adaptación para el cine de otra novela de McCarthy, La Carretera.
De ellos dependerá el tono y el contenido de la adaptación, la fidelidad al original o la capacidad de crear a partir de lo que escribió el autor estadounidense. Quizá este, el de crear una obra de arte diferente, sea el mejor camino para adaptar un relato como Meridiano de sangre.
Porque, como afirma Chistopher Douglas, profesor de Literatuta Americana y religión de la Universidad Victoria, en Canadá, los verdaderos obstáculos para adaptar la novela podrían no ser ni la violencia extrema, ni la descripción del imperialismo estadounidense del siglo diecinueve o su lirismo narrativo.
Douglas apunta a otras razones: la terorífica visión religiosa que mostró McCarthy en torno al argumento de esta historia o la dificultad de seleccionar a los actores adecuados que se atrevan a representar la crudeza de sus personajes en la gran pantalla y a un público que será probablemente mucho más amplio que el del libro.