Cuenta María Antonia Colón que se inició en la pintura en el Colectivo de Arte 90 de Cádiz aunque ya había hecho antes una exposición individual en la Caja de Ahorros de Ronda en la que vendió todo. Hacía entonces una pintura figurativa “muy cercana”, dice en esta entrevista con motivo de su primera exposición individual tras quince años sin exponer en solitario.
Pero no ha dejado de participar en este tiempo en el Mercado del Arte que se organiza en Cádiz cada diciembre, actualmente de la mano de Alfonso Arenas. Es en la galería de este pintor, Espacio Uno de San Fernando, donde pueden ver hasta el próximo 1 de julio sus nuevos trabajos.
Ha sido la insistencia de Arenas quien la ha convencido para exponer de nuevo y tiene que admitir que las obras de arte se hacen para compartirlas con el público, que disfruten de ellas quienes se acerquen a verlas.
La mañana y la noche
Aunque la enfermedad la haya alejado de exponer individualmente, Colón ha seguido pintando: “algunas veces me costaba bastante esfuerzo” reconoce, porque la medicación “te impide tener esa frescura” que siempre acompaña a la salud.
Al contrario que otras personas que se han apoyado en el arte como terapia, ella ha retomado la actividad creativa con más fuerza cuando ha comenzado a sentirse mejor.
Otra cosa es recuperar unos hábitos, una rutina, que niega haber tenido nunca. “¿Cómo es su rutina cuando se pone a pintar?” le pregunto y la respuesta es espontánea: “Catastrófica; catastrófica porque soy muy poco rutinaria. Ahora bien, si me pongo, puedo pasar hasta sin comer”.
No se siente cómoda con la luz de la tarde, mejor la de la mañana, aunque ha trabajado horas en el silencio de la noche, mientras el gato paseaba entre las sombras del estudio.
Movimiento y textura
Pero más que el silencio le gusta pintar con música, clásica a ser posible. Y la danza, el ballet, y apunta que el ritmo, el movimiento, se ven reflejados en sus cuadros. Uno de los rasgos de su obra sería entonces la capacidad de expresar el movimiento. Y es curioso porque cuando habla de la imposibilidad de la rutina, Colón añade también una idea pareja: “yo tengo que ir detrás de mi impulso”.
Uno de los pioneros en el mundo del arte en expresar el movimiento, justo antes del nacimiento de la fotografía, fue Edgar Degas. La pintora gaditana lo recuerda de una visita a París, pero por otras razones.
Contemplando el cuadro “Las planchadoras” (Musée d’Orsay), la pintura le pareció estar hecha en tela de saco, similar a la arpillera con la que ella ya estaba empezando a trabajar y que marcó de algún modo su forma de entender la pintura, sentirla al crear texturas.
“No me gustaba la pintura toda relamida”, “buscaba texturas”, recuerda de aquellos años del Colectivo Arte 90: “Fueron años de mucha actividad pero muy productivos en todos los sentidos”.
Volver
Satisfecha de volver a exponer individualmente, espera que los cuadros que ha reunido en “Ondulaciones para lo infinito” sean del agrado de los visitantes.
“Me satisface que se hayan podido colgar tantos cuadros, pero como satisfecha empedernida siempre encuentro alguna cosita que podría haber estado mejor”, dice.
El título de la exposición lo propuso la poeta Josela Maturana, amiga de la artista, y el cuadro que la preside, elegido por Arenas para el cartel anunciador, es uno de los que más satisfecha está: “lo hice con mucha tranquilidad y lo disfruté mucho más que otros”.
Hay rasgos que se mantienen en su obras desde sus comienzos, pero también hay evolución: “cada vez me tira más la pintura cuanto más sencilla, con menos colorido y siempre con texturas”.
Agradecida a Alfonso Arenas por haberla hecho volver a exponer de manera individual, ya planea nuevos proyectos, entre ellos una exposición sobre el mar: “no quiero que se me vayan las ínfulas de pintar”.
María Antonia Colón. “Ondulaciones para lo infinito”
Sala Espacio-Uno. Calle Real, 128. San Fernando (Cádiz).
Hasta el 1 de julio. Horario: lunes a sábado de 18:30 a 21:00 horas.
Cita previa: whatsapp 654 900 078
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