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Escribir poesía después de Gaza

Imagen de destrucción en Gaza

Nadie en Israel se atreverá a decir que escribir poesía después de Gaza será una barbarie; después de la masacre de decenas de civiles, tantos de ellos mujeres y niños, que los israelíes contemplan estos días, algunos incluso con burlas, en esa diminuta franja de tierra mediterránea.

Tal vez no haya nadie en Israel con la altura intelectual del filósofo judío Theodor Adorno para atreverse a ver lo que está sucediendo, y si lo ve, para atreverse a romper filas y decirlo alto y claro. Las pocas opiniones sobre el padecimiento de Palestina enfrentan a sus autores a un linchamiento público.

En tiempos de guerra la disidencia es considerable alta traición. Los alemanes lo sabían y callaron. Cerraron filas, alargando la vergüenza en el tiempo, quien sabe si para siempre, si alguna vez se perdonarán a sí mismos.

No descarto que mi torpeza me haya impedido encontrar a ese Adorno del siglo XXI, no soy tan engreído como quienes detentan el poder absoluto, la razón absoluta. Y además no dejo de preguntarme si es más fácil desterrar la poesía futura cuando uno asume el papel de víctima.

Los verdugos que antes lo fueron ven la poesía como algo lejano; ahora quizás comprendemos mejor qué quiso decir Adorno cuando hablaba de su imposible existencia en el futuro.

¿Para qué puede servir la poesía? Es imposible pensar en estos términos después de los viles asesinatos cometidos por Hamás el 7 de octubre de israelíes indefensos, muchos de ellos mujeres y niños. Es mas sencillo que hablen las armas. Un paliativo imperfecto y efímero del dolor, un paliativo que no tiene futuro.

El mundo es más grande y tiene más voces

Lo saben bien los alemanes. Aunque sus circunstancias y motivos fueran otros y los resultados no sean comparables. Esto, por supuesto, es una estupidez. La magnitud de una masacre no le resta valor a ni una sola vida humana. Cosas que se aprenden de la poesía.

Ahora los poetas que hay que escuchar y leer merecen estar en Brasil por ejemplo y, sobre todo, en Sudáfrica. Y puede que en la Corte Internacional de Justicia en La Haya. Porque la justicia y la poesía siempre tuvieron una complicidad avenida. Unas veces, es verdad, tan solo en forma de sueño o de deseo, otras en realidades que nos hicieron mejores seres vivientes.

Me gustaría pensar que el poesta ruso, también judío, Joseph Brodsky, premio nobel de literatura en 1987, habría dicho alto y claro lo que está pasando, del mismo modo que se atrevió a contradecir a Adorno, alemán de origen judío, y asegurar que, por supuesto, era posible seguir escribiendo poesía después de Auschwitz.

En el prólogo a Tristia (1922) de Osip Mandesltam, Brodsky escribió que el arte “no es una existencia mejor, sino alternativa; no es un intento de escapar a la realidad, sino lo contrario, un intento de animarla”.

La decadencia de una sociedad democrática empieza cuando es incapaz de reconocer el derecho del otro, su derecho a la vida, su derecho a la humanidad. Más aún cuando ese otro es inocente. En la alternativa de Brodsky siempre hubo sitio para el otro. Que lo escribiera en un prólogo a Mandelstam es revelador.

Me entristecería ser testigo de la decadencia de la sociedad occidental. Y es una esperanza que países que no hace tanto tiempo nuestras etnocéntricas metrópolis consideraban no más que colonias, como Brasil o Sudáfrica, nos estén dando un ejemplo de civilización.

No es tan difícil. La inmensa mayoría de los 30.000 palestinos muertos en esta guerra de venganza eran inocentes.


Foto: Daños en la franja de Gaza tras los bombardeos del 8 de octubre. Fuente: Palestinian News & Information Agency (Wafa) in contract with APAimages (cc by-sa)

2 comentarios en «Escribir poesía después de Gaza»

  1. A veces, la poesía no es más que impotencia…
    No solo hoy, siempre. Creo que la decadencia humana hace mucho, pero que mucho tiempo, que empezó. En este mundo tan globalizado, sobre todo en la información, tenemos acceso inmediato a la narración de los eventos, pero olvidamos demasiado pronto. Esto es demasiado complejo por la cantidad de factores que nos afectan para llegar a este estado tan lamentable como humanidad…
    Sin embargo, hay que seguir escribiendo, aunque sea solo para el recuerdo efímero.

    1. Escribir y publicar sobre asuntos complejos es parecido a lanzar una botella a mar, nunca sabes si llegará a algún destino, si alguien lo leerá. Hay algo de utópica esperanza en este hábito. En este caso de Gaza, también está mi necesidad personal de desmarcarme de algún modo de la masacre y dejar constancia por escrito. Nadie me acusará de silencio cómplice, porque no soy nadie, pero no quiero estar fustigándome por permanecer callado ante lo que está pasando allí. Saludos, Xavier.

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