Dice Fernando Lobo en esta entrevista que lleva con naturalidad ser cantautor en Cádiz y, sin embargo, no ser autor ni músico de una agrupación de carnaval. Aunque alguna vez, no muchas, algún grupo le ha pedido que pusiera su talento para escribir letras de la fiesta madre de esta ciudad.
Podría ser llamativo teniendo cinco discos en el mercado y quince años de trayectoria musical en solitario, amén de tres libros publicados, pero en Cádiz el carnaval es un universo muy respetado.
Por ejemplo: concertamos esta entrevista (gracias a la generosidad de la Asociación de la prensa de Cádiz por acogernos) porque Fernando Lobo ha compuesto una canción en homenaje a Silvio Rodríguez, uno de los mitos de cabecera de muchos que se han dedicado a la canción de autor; inevitablemente aparecen las referencias cruzadas con autores como Juan Carlos Aragón o Antonio Martínez Ares.
Contento
Y no son los únicos: “Silvio Rodríguez casi todos los años está en algún popurrí”, dice porque está pendiente del concurso y de quienes participan y lo que hacen. Desde niño, como todos o casi todos.
“Yo no compondría un pasodoble porque me parece una cosa muy difícil y el cuplé ya ni te cuento, un cuplé me parece el género más difícil del mundo, para crear un buen cuplé hace falta mucho talento”.
Alguna vez se ha animado y ha salido con romancero propio, pero afirma que la creación en carnaval le produce mucho respeto porque tiene alrededor personas que saben mucho.
Y aunque reconoce que ”cada vez es más complicado en esta ciudad llegar a la gente sin pertenecer al mundo del carnaval” agrega que ser cantautor en Cádiz “no es ningún drama; uno es como es y listo. Yo estoy contento conmigo mismo”.
A los 15 años de “Vengo”
Quince años de creación son un buen bagaje para estar contento, más aún teniendo por delante camino que recorrer.
Cuando grabó “Vengo”, su primer disco como autor independiente, “era un chavalillo que no tenía mucha idea de muchas cosas, iba aprendiendo sobre la marcha”.
“He aprendido un montón, voy notando en cada disco que voy descubriendo cosas nuevas en las canciones, en los arreglos, en la manera de grabar y estoy contento con esa evolución”.
No se amilanó el día en el que tuvo como espectadores a Joan Manuel Serrat y a Joaquín Sabina, uno de los mejores recuerdos que guarda de estos años:
“Canté mirando al infinito, pensando «como pongan cualquier mueca me vengo abajo en la canción», pero terminé, baje la mirada, los ví aplaudiendo y dije «bueno, pues ya está»”.
Música y literatura
La conversación acerca de Silvio gira en torno a la influencia del músico cubano en otros autores y otras generaciones más jóvenes o en su capacidad viral antes incluso de la aparición de internet.
Su modo de estar —“es alguien como muy fuera del star-system, no está en los algoritmos”— o su creatividad desbordante no solo somo músico, sino también como poeta.
“Siempre he dicho que en algún momento deberían darle el premio Cervantes a Silvio o a Serrat. Ya con Krahe van tarde”, afirma y defiende el doble mérito de crear música y poesía al mismo tiempo: “nadie discute que la Odisea sea literatura y la Odisea se cantaba”.
Un nuevo viaje musical
Cuando a principios del siglo la amplia difusión de la plataforma musical Napster reventó el mercado musical como se había conocido hasta entonces, Fernando Lobo apenas empezaba su carrera con el grupo Contrabando.
Él, como tantos otros artistas de su generación, ha visto desde primera línea el final de una época y el nacimiento de otra completamente distinta. Lo esencial no cambia, pero no así todo lo demás.
“En el fondo, si vamos al meollo, sí será lo mismo porque es hacer canciones y buscar los canales que hay en cada momento para mostrarlas”, dice, pero reconoce que antes era más difícil que ahora ser músico independiente por la necesidad de contar con el respaldo de una empresa discográfica.
”Hoy en día es más fácil guisártelo y comértelo por tí mismo y hay más recursos para hacerlo más a tu rollo”. Y sin embargo, “los niveles de ganancia que hay con la distribución digital son misérrimos, se gana mucho menos que si tienes la oportunidad de vender un disco físico”.
Ahora está enfrascado en un nuevo trabajo, pensando si será digital o no, inasequible al desaliento: “lo de los discos es un poco un ejercicio de romanticismo, porque hay mucha gente que no escucha discos sino que escucha canciones sueltas, se hace su playlist, pero aún así yo soy de los que me gustan pensar el conjunto de canciones, el orden, que tenga un sentido, a lo mejor no en la temática pero sí que sea un viaje”.