Hacer una crítica acertada a los medios informativos no está al alcance de cualquiera. Una de las personas que, cuando la hace, sabe de lo que habla, es la catedrática de ética Adela Cortina, una de las pensadoras más relevantes que tenemos actualmente en España.
Los medios de comunicación son fundamentales para el funcionamiento de la democracia y los periodistas, no solo en España, sino también en otros países como Estados Unidos, por ejemplo, repiten desde años como un mantra que “sin periodismo no hay democracia”.
Por esta razón hay que filtrar muy bien las críticas que se difunden, distinguir entre quienes pretenden desestabilizar el sistema y quienes pretenden señalar sus disfunciones para que sean corregidas. Dicho de otro modo, todo el mundo tiene el derecho a críticar, pero no todas las críticas tienen por qué ser tomadas en consideración.
Contra la economía de la atención
Por eso es interesante atender las palabras de Adela Cortina.
La semana pasada, mientras asistía en Ciudad Real al Congreso Estatal de Trabajo Social, dejó un par de reflexiones llenas de enjundia, que recogió la periodista Alicia Avilés Pozo para el diario.es
Creo que hablan por si solas, así que las reproduzco y saquen ustedes sus propias conclusiones:
“Los medios de comunicación insistís mucho más en la denominada “economía de la atención”, es decir, construir personajes que son atractivos para todo el mundo e insistir continuamente en esas figuras, que son las que llaman la atención y que normalmente son los políticos.
Se saca a representantes de partidos políticos y es lo que vemos a todas horas, de un partido o de otro partido, dependiendo de la prensa que sea. Es lo que vemos todo el tiempo y eso sí que no falla. Los demás quedan un poco marginados. Pero no solo los pobres, también los inventores, los científicos o los investigadores. Todo tiene que ver con esa necesidad de llamar la atención. Y una persona sin hogar o un grupo de inmigrantes desgraciadamente no atrae mucho“.
Falta de espacios para la discusión serena
“Creo que es una sociedad muy fragmentada, muy desorientada. Y sobre todo, en el caso de los jóvenes, esa desorientación viene por el funcionamiento rápido y acelerado de las redes sociales. Esa inmersión que exige que las noticias sean ya, inmediatas, y ese afán de llamar la atención porque yo digo algo que no dice nadie y llevo una barbaridad más grande que la que han dicho los otros. Es curioso ese afán de reputación, de que se nos mire, y las redes son un escaparate estupendo, pero eso genera desorientación.
Hay una falta de espacios de discusión y deliberación serena en los que se pueda decir lo que se piensa sin tener miedo a que te etiqueten de una manera o de otra, que es algo terrible, y que los medios de comunicación hacéis fatal, con la etiqueta de conservadores o izquierdistas. Esa afición de colocar a todo el mundo está siendo muy perversa y los medios de comunicación caéis en ello con mucha facilidad. La economía de la atención lo acapara todo y solo genera dispersión alrededor. “
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Imagen de cabecera: Adela Cortina en 2016 en la Universidad de Deusto. Foto: Belén Ibarrola (cc-by-nc-sa)