“¿Confías en el periodismo, en general?” pregunta el periodista italiano Alberto Puliafito a una joven con aspecto de estudiante universitaria. La joven sonríe, medio mirando a otro lado, medio mirando al reportero, un poco azorada de recibir una pregunta directa tan complicada, antes de contestar: “Me gustaría”. En esta pregunta y en esta simple respuesta se condensa el problema de credibilidad que padece hoy día el periodismo. El deseo —la necesidad— de la ciudadanía de un periodismo en el que confiar y que está permitiendo la aparición de medios de información alternativos.